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¿Qué es el Trastorno Obsesivo Compulsivo?

Un trastorno obsesivo compulsivo es un desorden de ansiedad, un problema donde el eje central es el miedo que suceda algo terrible. Lo que caracteriza a este trastorno es la presencia de obsesiones y compulsiones.

Trastorno obsesivo compulsivo

¿Qué son las obsesiones?

Las obsesiones son los pensamientos involuntarios, repetitivos y de alta frecuencia que aparecen en nuestra mente sin que lo deseemos. Pueden estar expresadas en forma de palabras y frases o de imágenes. El contenido es amenazante, inaceptable moralmente, grotesco o extraño para la persona que lo sufre; por ejemplo, creer que la colilla que dejó en el cenicero va a provocar un incendio o que se desea insultar a alguien.

Estas obsesiones en el trastorno vienen acompañadas de compulsiones, comportamientos.

¿Qué son las compulsiones?

Las compulsiones son comportamientos estereotipados, voluntarios, que pueden llegar a ser muy organizados y elaborados y que tienen como fin reducir la posibilidad de que suceda la catástrofe temida o bloquear la ansiedad causada por la propia obsesión. Estos comportamientos pueden ejecutarse físicamente, como lavarse las manos o comprobar que el teléfono esta bien colgado, y mentalmente, como hacer operaciones mentales o rezar.

La anatomía de un trastorno obsesivo compulsivo

El trastorno obsesivo-compulsivo, como cualquier otro problema emocional o cualquier comportamiento humano complejo, es extremadamente intrincado. El primer elemento es la situación disparadora.

Es decir, aquellas situaciones que hacen que aparezca el malestar. Al contrario de lo que podríamos pensar, las obsesiones no aparecen de la nada. Este proceso no ha llegado a suceder por casualidad. La persona ha asociado esas situaciones con sus temores. De manera que automáticamente, en cuanto entra en contacto con una de esas situaciones, en su mente aparece la obsesión.

Sin embargo, en algunas ocasiones el problema es todavía más rebuscado. Puede suceder que las situaciones disparadoras no sean situaciones físicas observables. Pueden ser pensamientos, o incluso sensaciones corporales.

Los pacientes de este trastorno utilizan frecuentemente expresiones como: “a no ser que esté muy concentrado en algo, ahí está ese pensamiento que me atormenta”. Viendo esto, es muy probable que la propia actitud de no querer pensar en términos obsesivos se convierta paradójicamente en un pensamiento disparador. Cuanto más queremos no pensar en algo, más pensamos en ese algo.

Por último, otra modalidad de situación disparadora es la formada por sensaciones fisiológicas. Estas sensaciones son sensaciones físicas que nos envía nuestro propio organismo. El segundo elemento es la propia obsesión. La situación disparadora provoca la aparición de la obsesión. Este es un proceso automático e involuntario.

La persona no elige tener este pensamiento, el pensamiento aparece aún en contra de su propia voluntad. Y, además, intenta resistirse o eliminar esos pensamientos. Aunque todo resulta muy confuso, normalmente el sufridor reconoce que esos pensamientos provienen de la propia mente , pero no del razonamiento voluntario, del yo real.

En muchas ocasiones, tras la obsesión aparece un segundo bloqueo de pensamientos que, en este caso sí proceden del yo real y son una evaluación del contenido de la obsesión. Este tipo de evaluaciones sobre el contenido de la obsesión tienden a aparecer más cuanto más entronca la obsesión con el código moral de la persona. Especialmente en casos de obsesiones de contenido religioso, de violencia o sexual.

La mayoría de los obsesivos ven con claridad que sus obsesiones son irracionales, poco reales, absurdas o, por lo menos con una baja probabilidad de que se conviertan en un hecho real cuando no están en pleno proceso obsesivo, lo que no impide que las sufran y actúen en consecuencia.

Esta conducta es similar a las supersticiones, casi todo el mundo hace una conducta supersticiosa, como tocar madera, a pesar de ser conscientes de que es absurdo. Saber que no tiene sentido no sirve para evitar tocar madera ante la situación oportuna. Sin embargo, algunos obsesivos tienen serias dudas acerca e la supuesta irracionalidad de sus obsesiones. Es decir, les confieren una credibilidad excesiva.

La confusión, perfectamente comprensible, viene de que esta clase de pensamientos aparece en la mente de la persona, pero no son parte de su voluntad. Son obsesiones, pensamientos involuntarios que nunca podrán suceder.

La reacción emocional que lidera el trastorno obsesivo compulsivo es la ansiedad.

La ansiedad no es mala cuando estamos en una situación de peligro real. En el trastorno obsesivo-compulsivo y en el resto de los problemas de ansiedad la dificultad estriba en que hemos aprendido a conceptualizar como peligrosas situaciones que no lo son. En consecuencia, nuestro organismo hace su trabajo y nos provoca esa reacción física desagradable e incómoda que llamamos ansiedad.

Puede que te cueste respirar, que notes sensaciones raras en el estómago, que notes el corazón desbocado o que, tus manos estén heladas, estés sudando. Nada de esto es peligroso. Ni siquiera intentes controlar estos cambios que se producen en tu cuerpo, puesto que directamente no son controlables. Dependen del Sistema Nervioso Autónomo y se disparan automáticamente cuando nuestro cerebro tiene una percepción de peligro, las obsesiones.

Como ya lo mencionamos anteriormente las obsesiones activan otro elemento que son las compulsiones o rituales y otras conductas de neutralización. Cuando la persona está teniendo la obsesión en su mente y sufriendo ese dolor emocional, tiene que hacer algo para sentirse mejor. Los obsesivos van desarrollando estrategias para neutralizar o bloquear los malos momentos por los que atraviesan. La más característica es la compulsión.

Tratamiento para trastorno obsesivo compulsivo

Lo más importante del TOC no es el tratamiento, es el diagnóstico. En muchos casos, el diagnóstico se retrasa muchos años. Si detectaste algún síntoma o conoces a alguien que lo padece, lo más importante es acudir con profesional, que intente comprender nuestro problema. Sin un diagnóstico, no puede haber un buen tratamiento.

El tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo ayuda a controlar los síntomas para que no dominen tu vida diaria. Dependiendo de la gravedad del TOC, algunas personas pueden necesitar un tratamiento a largo plazo, continuo o más intensivo.

Ana Asiain Psicóloga experta en Trastorno Obsesivo Compulsivo

La terapia cognitivo conductual, un tipo de psicoterapia es eficaz para muchas personas con trastorno obsesivo compulsivo.

La exposición y prevención de la respuesta, un elemento de la terapia cognitivo, implica exponerte progresivamente a un objeto temido o a una obsesión, y prevención de la respuesta lleva esfuerzo y práctica, pero es posible que consigas una mejor calidad de vida una vez que aprendas a manejar tus obsesiones y compulsiones.

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